Recorrí cerca de 150 km del Camino de Santiago en bicicleta, lo que no estaba en mis planes. Sintiendo mis rodillas perjudicadas al punto de no poder hacer los descensos del recorrido del día, esa parecía ser la mejor decisión, pero solo de pensar en cambiar mis planes me generó una enorme frustración inicial.
Desde que hice el El Cruce, en diciembre de 2022, pasé a lidiar con una fascitis plantar en el pie izquierdo. Aun habiendo hecho un año de fisioterapia y ejercicios, la molestia y cierto dolor en algunas situaciones permanecieron. Una de las cosas que me trajo bastante comodidad en todo este proceso fue el uso de las zapatillas HOKA Clifton, en función de ser ligeras y contar con una excelente amortiguación.
Cerca de un mes antes de iniciar el Camino de Santiago, comencé a sentir una molestia que creció hasta convertirse en dolor en la parte trasera de la planta del pie (región del talón). Pisar con el pie izquierdo, incluso con una zapatilla apropiada, pasó a ser muy doloroso. En una consulta con mi ortopedista, me recomendó visitar un podólogo, y descubrí una verruga plantar. Fue preciso hacer un pequeño agujero para aplicación de un ácido para quemarla. Fueron tres semanas de tratamiento y mucho dolor.
Partí para el Camino de Santiago con tal agujero en el pie y un dolor que no me permitía pisar bien con el pie izquierdo. Pasé, por lo tanto, a poner más peso en la pierna derecha. Como resultado: un dolor horrible en la rodilla derecha que, principalmente en los descensos, me hacía caminar muy lentamente. Con el pasar de los días, el talón izquierdo fue mejorando, la rodilla derecha empeorando y comencé a poner más peso en la rodilla izquierda. ¡Lo que estaba malo, se puso aún peor!
La solución para mi mayor desafío en el Camino de Santiago de Compostela
En ese momento, comencé a pensar en cómo podría resolver aquella situación y lo que me vino a la cabeza fue: alquilar una bicicleta. En realidad, las «coincidencias del Camino» acaban dirigiéndonos. Algunos días antes, en Puente la Reina, en el albergue Estrella Guía, de la brasileña Natália, conocí a otra brasileña que estaba trabajando con ella, Joelma que, por coincidencia es de la misma ciudad de la familia de mi madre, Guaratinguetá, en el Valle del Paraíba (SP), donde pasé buena parte de mi infancia, ¡lo que obviamente dio mucho tema para conversar! Joelma me mostró las bicicletas que ella alquila a peregrinos. Mirando hacia atrás, era una señal de que yo debería alquilar la bicicleta y recorrer una parte del Camino pedaleando para recuperar mis rodillas.
Otra coincidencia que me mostró que esa era la mejor decisión fue el recuerdo que tuve de una conversación con mi terapeuta, que también recorrió el Camino de Santiago. Ella me sugirió llevar el libro Minutos de Sabiduría para ayudarme en momentos de incertidumbres. No tuve dudas, abrí el librito y me encontré con el siguiente mensaje:
Más cómodo, por lo tanto, de lo que debería hacer, alquilé la bicicleta, ¡y afirmo que fue la mejor elección de mi vida! Recuperé bien mis rodillas durante esos cerca de 150 km y, además, presté la bici a los compañeros que estaban pasando por la misma situación.
Luiz Henrique y Patrick, dos amigos que hice en el Camino y que usaron la bicicleta
La lección que saco de este episodio es que muchas veces tenemos que cambiar el plan inicial para alcanzar nuestros objetivos, ¡y quien recorre senderos de larga distancia sabe bien de lo que estoy hablando! Para eso, necesitamos tener humildad y flexibilidad para adaptarnos a la realidad, sin avergonzarnos, juzgarnos o culparnos. Ahí, entendí que necesitaba contener las emociones y ser más racional. Mantener la mente sana fue lo que preservó mi cuerpo.
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