Creo que mucho antes de que el running y el hiking se convirtieran en formas de movimiento y, en consecuencia, en deportes, el ciclismo ya estaba presente en mi vida. Con unos 5 años de edad ya me equilibraba en la bicicleta por las calles del barrio donde crecí.
A lo largo de mi vida, siempre tuve una bicicleta a mi lado, ya fuera como diversión, medio de transporte o entrenamiento. Pero fue en 2017 cuando todo cambió; en aquella época ya estaba completamente inmerso en el mundo del running, las largas distancias y el endurance…
Recuerdo el impacto que me causaron los dos vídeos en los que Anton Krupicka cuenta un poco de su trayectoria en los deportes de montaña y cómo, tras algunas lesiones y un alejamiento prácticamente obligatorio del running, encontró una nueva pasión: el bikepacking y la bicicleta gravel.

Mi reencuentro con el ciclismo
En *Purpose* y *Long’s Peak Triathlon* pude vislumbrar una conexión mayor entre la bicicleta y el running, y fue ese año cuando compré mi nueva compañera de entrenamientos. En ese momento, estábamos muy por detrás del mercado global de bicicletas y era prácticamente imposible adquirir una gravel en territorio nacional. Pero con una bici de ruta reencontré el ciclismo, ahora más maduro, con una amplia experiencia en otro deporte (el running) y muchas ganas de explorar nuevos horizontes con este deporte secundario.
En este reencuentro intuía que la bicicleta sería muy importante en mi desarrollo como corredor, ya que al pedalear sentía que podía trabajar mejor otras partes de la musculatura que no tenían tanto énfasis durante el running. De hecho, nunca conseguí hacer en las mismas proporciones lo que hago corriendo, pero creo que los deportes pueden conectarse de diversas maneras.
Esta vez traje a mi amigo Luís Felipe Ogro (@luisfelipeogro), que a diferencia de mí tiene el ciclismo como su deporte principal y recientemente comenzó a practicar running. Charlamos sobre cómo ve la escena del running y cómo ambas culturas pueden conectarse.

1 – Luís, ¿cómo fue tu primer contacto con la bicicleta? ¿Qué modalidades de ciclismo prácticas hoy en día?
R.: Cuando era niño, con 4 años. Durante la infancia, en los parques cerca de casa. En la adolescencia, por las calles del centro y luego para ir a mi primer trabajo. Enduro y gravel bike. También desplazamiento urbano.
2 – ¿Y con el running? ¿Ya habías intentado correr antes? ¿Qué crees que ha cambiado desde tu primer contacto y cuál fue tu mayor desafío como corredor principiante?
R.: Fue en la playa con un amigo. Queríamos hacer una travesía por el litoral y terminamos corriendo la mayor parte del tiempo. Había corrido ocasionalmente 1 km o 2, de forma extenuante. Mi mayor desafío fue vencer los dolores en las rodillas y la cadera, provocados por el entrenamiento sin orientación y el sobrepeso (120 kg).
3 – Hoy, ¿qué modalidades practicas? ¿Crees que se complementan entre sí?
R.: ¡Bici y running! Se complementan. Para alternar con el running, la bici proporciona un entrenamiento de bajo impacto muy bueno. Y el running mejora mucho la capacidad cardiorrespiratoria. ¡Lo noté enseguida!
4 – En cuanto a comunidad, tú que ya formas parte de la escena del ciclismo desde hace tiempo, ¿cuáles son las diferencias que ves entre los deportes? ¿Qué crees que podemos traer del universo del ciclismo al running?
R.: En mi hipótesis, los ciclistas suelen rodar más en grupo y hacen más entrenamientos y salidas “recreativas”, con pausas, charla y cerveza al final. Y no lo tratan como un evento: ¡es parte de la cultura! Ahora, con la expansión de los grupos de *city runners* en Brasil, creo que la figura está cambiando. ¡Yo creé un grupo aquí en Porto Alegre!
5 – ¿Qué consejo darías a quien solo practica running y le gustaría empezar en el ciclismo?
R.: Entiende muy bien la modalidad que quieres practicar y empieza invirtiendo de forma gradual. Una superbike no hace a un superciclista. ¡Puede pasar que solo corras en pista y te guste el mountain bike!
6 – Si solo pudieras tener una bicicleta para todo, ¿qué modalidad elegirías?
R.: *Cross Country*, por mi estilo y deseo de rodar. Es una bicicleta que va relativamente rápido, especialmente en caminos de tierra, y es capaz de afrontar senderos, subidas y todo lo demás.
A lo largo de los años he tenido la oportunidad de probar diversos tipos de bicicletas. En todos los momentos en que incluí el pedaleo de manera más frecuente en mi rutina, sentí una mejora en el rendimiento y la fuerza en mi running, sintiéndome más preparado para afrontar distancias mayores y con el cuerpo más equilibrado en general. Desde *mountain bikes* de aro 26 de cromoly hasta aro 29 con suspensión y todas las tecnologías actuales, puedo decir que encontré mi *setup* ideal.


Actualmente, el pedaleo queda en segundo plano y, en el día a día, por vivir en Santa Teresa y tener las cosas un poco más lejos, la bicicleta me ayuda a hacer conexiones y optimizar el tiempo. También disfruto pedalear por la Floresta da Tijuca y sus alrededores. Mi bicicleta actual es una híbrida de aro 700 con una transmisión de plato único y 11 velocidades, manillar *corner* que me ofrece varias posibilidades de agarre y comodidad.

En los últimos tres meses he estado usando un accesorio que cambió mi relación con el pedaleo: la bolsa de cuadro Cabezon FB 6 litros, de Deuter. Al principio pensé que la usaría más en pedaleos largos y posibles viajes en bicicleta, pero en el día a día cumple la función no solo de llevar las compras que hago de camino a casa, sino también de mantener mis pertenencias protegidas. Al ser impermeable, es perfecta para los días de lluvia, haciendo que el pedaleo sea más despreocupado y fluido.
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