Linternas frontales recargables: una mirada crítica sobre sostenibilidad y obsolescencia programada

En los últimos años, las linternas frontales recargables han dominado el mercado outdoor, ganando espacio gracias a la promesa de mayor ligereza, tamaño más compacto y practicidad. Equipadas con baterías integradas, estas linternas han sido vistas como una tendencia natural en la industria, siguiendo el movimiento de hacer los equipos más pequeños y eficientes. Sin embargo, esta evolución trae consigo desafíos importantes que deben discutirse, especialmente en el contexto de sostenibilidad y consumo responsable.

La ventaja de la practicidad, pero con limitaciones de uso

La decisión de integrar las baterías en la estructura de las linternas frontales busca principalmente reducir el tamaño y el peso del producto. Esto tiene sentido en contextos de uso menos exigentes, como campamentos, donde usaremos la linterna para cocinar, dentro de la tienda de campaña o en caminatas con tramos nocturnos cortos, donde se puede recargar fácilmente durante la noche utilizando un power bank u otra fuente de energía portátil.

Por otro lado, para actividades más intensas y de larga duración, como ultramaratones, travesías nocturnas y expediciones en regiones remotas, esta practicidad puede convertirse en un problema. A diferencia de los modelos tradicionales, en los que bastaba con cambiar las pilas AAA por nuevas (o recargables previamente cargadas), las linternas modernas dependen exclusivamente de la carga inicial y de la disponibilidad de un power bank, lo que no siempre es viable.

Imagen ilustrativa generada por inteligencia artificial

Además, los entornos fríos pueden afectar el rendimiento de las baterías de litio, reduciendo la autonomía de la linterna en momentos críticos. El usuario podría quedarse sin luz durante una carrera nocturna en senderos, sin la opción de un cambio rápido de pilas. Este es un punto que debe considerarse al elegir entre un modelo con batería integrada y un modelo tradicional.

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El problema de la generación de residuos: un ciclo de vida reducido

El aspecto más preocupante, sin embargo, es el tema de la sostenibilidad. La mayoría de las linternas recargables actuales tienen baterías integradas, muchas veces «blindadas», es decir, no se pueden quitar o reemplazar fácilmente. Esto limita la vida útil del equipo a la duración de la batería interna. Cuando esta batería comienza a fallar, algo natural después de muchos ciclos de carga, el producto entero se vuelve inutilizable. ¿El resultado? Descarte prematuro y acumulación de residuos electrónicos.

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En Brasil, la Política Nacional de Residuos Sólidos (PNRS), establecida por la Lei nº 12.305/2010, busca minimizar este tipo de impacto ambiental mediante la responsabilidad compartida por el ciclo de vida de los productos y la logística inversa. Sin embargo, la forma en que se aplica la normativa puede generar lagunas.

Según el Decreto nº 10.240/2020, que regula la PNRS en lo que respecta a la logística inversa de productos electrónicos y sus componentes, la obligación de implementar sistemas de recolección y descarte adecuado se aplica a equipos electrónicos de uso doméstico y sus componentes. Esta definición incluye productos que dependen de corriente eléctrica con una tensión nominal de hasta 240V, según lo descrito en el artículo 3º, inciso XIV del decreto.

Sin embargo, las linternas frontales operan con baja tensión y no están explícitamente listadas entre los productos sujetos a logística inversa obligatoria. Esto significa que los fabricantes de estos productos no están formalmente obligados a estructurar sistemas específicos de recolección y descarte para las linternas en sí.

Por otro lado, la PNRS determina que las pilas y baterías, independientemente de si están integradas en un producto o no, están obligadas a seguir sistemas de logística inversa. Por lo tanto, aunque las linternas recargables no entren en la categoría de electrónicos regulados por el decreto, sus baterías recargables deben seguir un flujo adecuado de descarte y reciclaje.

Comparación con linternas de pilas reemplazables

Los modelos tradicionales, en cambio, ofrecen mayor flexibilidad. Incluso cuando las pilas recargables comienzan a degradarse, pueden reemplazarse sin afectar la vida útil del equipo. Este formato de producto tiene un ciclo de vida potencialmente más largo y genera menos residuos, ya que no obliga al usuario a descartar la linterna entera.

Algunas marcas ofrecen modelos híbridos que permiten el uso tanto de baterías recargables como de pilas convencionales (generalmente AAA). Esta solución es interesante porque permite al usuario recargar la batería de la linterna, pero si deja de funcionar, la linterna en sí no se vuelve inutilizable.

Un ejemplo de este concepto es Petzl, la marca francesa que desarrolló el Hybrid Concept. La marca sueca Silva también ha desarrollado una tecnología similar.

Elección consciente

Ante la creciente oferta de linternas frontales recargables, los consumidores deben tomar decisiones más informadas, considerando tanto sus necesidades como el impacto ambiental del producto elegido.

En última instancia, elegir un equipo no se trata solo de características técnicas o conveniencia, sino también del impacto que tendrá en el medio ambiente. Pequeñas decisiones individuales pueden marcar una gran diferencia en la reducción de residuos y en el fomento de prácticas más sostenibles en la industria.

Conclusión: un futuro más sostenible

La tecnología de las linternas frontales ha evolucionado mucho, pero es fundamental cuestionar si esta comodidad justifica el aumento potencial de residuos y el corto ciclo de vida de estos productos. La sostenibilidad y la tecnología pueden ir de la mano, asegurando que la luz que nos guía en los senderos no se apague tan rápido ni deje un rastro de residuos en el camino.